Movimientos Preliminares
En agosto de 1805, Napoleón, Emperador de Francia desde mayo del año anterior, centró la atención de su ejército del Canal de la Mancha al río Rin con el fin de hacer frente a las amenazas de los ejércitos ruso y austríaco. El 25 de septiembre, luego de una gran movilización que se mantuvo en secreto, 200.000 soldados franceses comenzaron a cruzar el Rin en un frente de 300 kilómetros. Mack había reunido a la mayor parte del ejército austríaco en la fortaleza de Ulm, en Baviera. Napoleón esperaba colocar a sus tropas al norte y realizar un giro que encontraría a los franceses con la retaguardia austríaca. La maniobra de Ulm fue bien ejecutada el 20 de octubre. Mack y 20.000 tropas austríacas se rindieron en Ulm, sumando un total de 60.000 prisioneros en lo que iba de la campaña con solo el mínimo esfuerzo. A pesar de que la espectacular victoria fue eclipsada por la derrota de la flota franco-española en la Batalla de Trafalgar el día siguiente, el triunfo francés en el continente continuó al caer Viena en Noviembre, repleta con 100.000 mosquetes, 500 cañones, provisiones y varios puentes intactos a lo largo del Danubio.
Mientras tanto, la tardía llegada del ejército ruso al mando del general Kutúzov le impidió salvar a los ejércitos austríacos, por lo que Kutúzov decidió replegarse hacia el noreste para esperar refuerzos y para reunirse con las tropas austríacas supervivientes. Los franceses los siguieron pero pronto se hallaron en una difícil situación: las intenciones de Prusia eran desconocidas y podrían ser hostiles, los rusos y los austríacos se habían encontrado, y para dificultar más la situación, las líneas de comunicación de Napoleón eran extremadamente largas y requerían estar fuertemente custodiadas para mantenerse abiertas. Napoleón se dio cuenta de que era necesario forzar a los Aliados a luchar. Afortunadamente para él, el zar ruso estaba ansioso de luchar.
Planes y disposiciones de los Aliados
Una asamblea de los Aliados se reunió el 1 de diciembre, con el fin de discutir proposiciones para la batalla. La mayoría de los estrategas aliados tenían dos ideas fundamentales en mente: hacer contacto con el enemigo y asegurar el flanco sur que conducía a Viena. A pesar de que el Zar y su círculo inmediato ansiaban una batalla, el Emperador Francisco de Austria era más cauteloso, y era apoyado por el general Kutúzov, el principal comandante ruso. La presión por luchar de parte de los nobles rusos y los comandantes austríacos, sin embargo, fue muy fuerte, y los Aliados adoptaron un plan de batalla, el cual consistía en una ofensiva principal contra el flanco izquierdo francés, que se hallaba ligeramente defendido. Los Aliados desplegaron a la mayoría de sus tropas en cuatro columnas que atacarían el flanco derecho de los franceses, mientras los rusos mantendrían de reserva las tropas bajo el mando del general
No hay comentarios:
Publicar un comentario